Estuvimos en vísperas de reyes, y encontrámos lo que esperábamos, y lo que leímos en opiniones anteriores: una casa excelente, un dueño encantador, un pueblo bonito y tranquilo, y un entorno de lo más interesante.
La casa: fantástica, muy limpia, perfectamente equipada, con encanto, calentita en invierno, y llena de esos "extras" que hacen tu estancia divertida y agradable. Un sobresaliente!
El pueblo: paradigma de la definición "rural", pero con reminiscencias de grandeza. Muy pequeño y tranquilo, sin tienda, el bar estaba cerrado , pero Peñafiel a mano, tan sólo a 4 km y hay de todo. El castillo de Curiel muy bonito. La zona es fantástica por su naturaleza, oferta cultural, turística, gastronómica y no digamos enológica, con decenas de bodegas en el entorno.
Por último, José, el dueño, es un hombre encantador, servicial, perfeccionista, detallista, que más que clientes hace amistades. Gracias José Luis. Volveremos